29 enero 2006

Catia: un mundo intransitable

Solamente los miércoles y, durante las primeras horas de la mañana, se puede caminar y transitar por Catia y sus alrededores; el resto de la semana Catia es, según sus habitantes y visitantes, un mundo intransitable.




Realmente es increíble acercarse a Catia, o a la estación del metro Plaza Sucre y ver la cantidad de tarantines, de música de basura que reina en las cercanías al Boulevard de Pérez Bonalde.

Los transeúntes tienen que hacer malabarismos para poder pasar de una cera a otra, de una calle a otra, porque si por casualidad se tropiezan con alguna mercancía de los buhoneros se “arma la de San Quintín”. “Que va…Cuando es quincena o diciembre es casi imposible caminar. La otra vez intentado pasar a una señora que estaba atravesada hablando con una buhonera, tumbé sin querer unos zarcillos y de bromita no me comen los buhoneros…casi de arma la de San Quíntin”, señala María González, residente de la zona.

Como registra la reportera del Tal Cual, Jennifer Santana, en el reportaje Las calles de los informales, la Avenida Sucre, el Boulevard Pérez Bonalde y sus calles paralelas, Colombia y Argentina, conforman el entorno donde se ve mayor cantidad de tarantines, donde además de comida se vende toda clase de artículos para el hogar.

Darlys Sorrentino, residente de la zona y estudiante de Relaciones Industriales en la UCAB, indica que el problema va más allá de la cantidad de tarantines. “El Boulevard se presta para los atracos y, sobre todo, para el acumulamiento de la basura. Cuando no están ellos, está su basura, es decir, no hay salida”.

Sin embargo, como acota Santana “los vecinos, comerciantes y visitantes de Catia reconocen que los buhoneros son padres y madres de familia que deben trabajar para llevar el sustento diario a sus hogares, pero piden que las autoridades trabajen en su reubicación en especies de mercados o sitios acondicionados para la venta de su mercancía”.

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